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HOMENAJE AL BINOMIO DE ORO
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Investigación,
recopilación y montaje de la información:
Ana Cristina Tovar Corresponsal de Valledupar.com Caracas - Venezuela Email: anatovar@valledupar.com
Para los amantes del vallenato y seguidores de este celebre folklore, tenemos el gusto de compartir este sencillo homenaje
a Rafael Orozco y al Binomio de Oro.
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»Rafael Orozco: Semblanza
del hijo de Becerril |
Rafael José
Orozco Maestre nació en Becerril - Dpto.
del Cesar un 24 de Marzo de 1954.
Jamás se imaginó este muchacho que
años mas tarde su sueño de ser
un gran artista del canto vallenato se cumpliera.
Si Rafael Orozco hubiera podido elegir, habría
sido un eximio ejecutante del acordeón,
en lugar de lo que fue: un vibrante cantor
vallenato. Por lo menos eso fue lo que más
le gustó de niño. Y debía
ser así en caso de que hubiera seguido
la tradición que le marcaba su viejo Rafael
Orozco Q.E.P.D., quien tocaba muy bien el acordeón,
animando cuanta parranda se organizaba en
Becerril y en sus alrededores. Pero la madre
le quitó la idea, luego de un accidente
que sufriera uno de los hermanos mayores,
Misael, quien también era un enamorado
del acordeón. "Eso no sirve
pa' na' mijo", le decía una que otra
vez la vieja al pelao, quien ya interpretaba
canciones de moda.
En esa época, el nuevo vallenato era una
locura y por donde uno se metía escuchaba
la voz de Jorge Oñate con Los Hermanos
López, y también los primeros discos
de Los Hermanos Zuleta.
Entonces Rafael empezó a cantar encima
de su burro, que tenía nombre y era famoso
en el pueblo: "El Ñato". Mientras
iba del río "Maracas",
hacia las calles de Becerril, jarreando agua,
Rafael cantaba temas como: "Palabras
al viento", "Mi Viejo",
"Carmen Díaz", y "Trovador
ambulante", sin soñar en ese momento
con llegar a convertirse en el ídolo de
la canción vallenata, capaz de arremolinar multitudes en frente suyo,
o de arrullar a más de una pareja
de enamorados.
Rafael cantaba por cantar , nada mas mientras
se mecía sobre el lomo de "El Ñato",
quien fue el primer receptor de sus canciones
románticas.
Becerril es un pueblo bucólico del Departamento
del Cesar, bañado por el río "Maracas",
donde tienen su asiento los pequeños
y simpáticos indios Yucos, un pueblo de
gente buena, de gente amorosa, que
gozaba con ver morir la tarde al vaivén
de un mecedor en la puerta de la casa.
Pero no solo Rafael cantaba vallenatos, también
cantaba rancheras que se aprendía en
esas películas mexicanas, que eran exhibidas
en el teatro del viejo Juan, o baladas de Yaco
Monti, en esa época su cantante preferido.
Eran trece hermanos, cinco hombres y ocho mujeres.
Allí cerca de Becerril, a hora y media
por carretera, está Urumita, otro pueblecito
como sacado de un cuento, donde la gente nació
para ordeñar vacas y criar hijos. Allí
vivía Clara Elena Cabello, una trigueña
encantadora, que un día fué a
pasar vacaciones a Becerril sin saber que ese
viaje cambiaría su vida. Además,
para esa época se iniciaba la triple
unión de los apellidos Orozco - Cabello.
La primera mirada entre Clara Elena y Rafael
no pareció transmitir nada. La primera
flecha de Cupido no llegó al corazón;
pero hizo un rasguñito en un lugar recóndito
del alma. Y además, se quedó ahí,
callada pero inquieta.
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